La confirmación de la candidatura de Michelle Bachelet a la Secretaría General de la ONU generó un inmediato enfrentamiento entre el Gobierno y la oposición, centrado en el costo de la campaña.
El Ejecutivo, a través del canciller Alberto van Klaveren, defendió el uso de recursos del Ministerio de Relaciones Exteriores al considerarlo un asunto de interés nacional.
La oposición criticó el desembolso de fondos públicos y la falta de transparencia. En octubre, durante la discusión del Presupuesto 2026, el ministerio calificó como “dato sensible” el monto estimado, lo que intensificó las tensiones.
La presión llevó a que, mediante una solicitud de La Tercera vía Ley de Transparencia, se revelaran las cifras: US$ 17.423 ya gastados y US$ 40.000 proyectados, totalizando US$ 57.423, equivalentes a casi $54 millones.
En la respuesta oficial, firmada por Felipe Rodríguez, se detalló que “desde septiembre 2025 a la fecha la expresidenta ha participado en varias actividades en el extranjero, en su mayor parte financiadas por los organizadores interesados en su asistencia”.
Se aclaró que “solo en algunas de estas actividades la Cancillería ha financiado en todo o parte su participación (viáticos, hoteles y/o pasajes)”, como la conmemoración de los 30 años de la Declaración de Beijing y la COP 30 en Belén do Pará.
El ministerio subrayó que “estas actividades han generado un gasto de US$ 17.423, solventados con recursos disponibles del presupuesto regular de la Cancillería, sin requerir asignaciones extraordinarias”. Además, proyectó que “entre noviembre 2025 y marzo de 2026, el costo estimado es de US$ 40.000”.
Las críticas opositoras se mantuvieron. El diputado Agustín Romero afirmó que era “inaceptable que el ministro no transparente el costo real de la campaña a la ONU”, mientras que el senador Iván Moreira sostuvo que resultaba “bien injusto para los funcionarios de la diplomacia chilena que les hayan quitado un beneficio”. Otros cuestionaron que la candidatura no se haya “socializado” con los partidos.
En contraste, defensores de la postulación argumentan que la eventual llegada de Bachelet al cargo beneficiaría a Chile en términos de posicionamiento internacional.
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